WABI-SABI. Una estética para confrontar épocas de incertidumbre / by Alejandro Heredia

Hoy observamos en varios medios las propuestas de diseño de objetos y de espacios que pueden ayudar a mitigar crisis sanitarias como la que estamos viviendo actualmente. Son objetos y artefactos necesarios diseñados para contrarrestar la transmisión física del virus y reducir contagios de la enfermedad. Muchas soluciones inteligentes e innovadoras , y otras pueden denotar paranoia y en otros casos soluciones que pueden terminar en la repisa de los libros de ciencia ficción.

Pero por un momento , como arquitectos y diseñadores, debemos hacer una pausa y reflexionar de cómo confrontar estas épocas de incertidumbre a través de otro enfoque. Una perspectiva que ayude a mitigar los serios problemas emocionales y psicológicos que producen las crisis globales como la que vivimos. Y analizar de que forma podemos aplicar soluciones que ayuden a producir estabilidad emocional en nuestros diseños y no solo soluciones físicas que nos mantengan aislados. Ver hacia nuestro entorno interior tanto físico como espiritual.

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Ante esta inquietud de reflexionar en épocas de crisis, me encontré con un término que captó mi atención de forma inmediata. El término WABI-SABI. Una filosofía japonesa en donde la imperfección, lo incompleto y lo impermanente tienen un gran sentido de aceptación, belleza y estética. Nada dura, nada está completo y nada es perfecto.

El Wabi-sabi no tiene un significado estricto o una traducción exacta. Es un concepto ambiguo que transmite la importancia de lo efímero, lo pasajero y lo imperfecto. El concepto WABI hace referencia a connotaciones de simpleza y quietud. Y SABI connota  la belleza que aparece a lo largo de la vida de un objeto, reflejándose en la fragilidad de su desgaste y edad. Tanto en objetos naturales como producidos por el hombre.

Nakamura Hiroshi, escritor de Okinawa, establece que el wabi-sabi nos orienta hacia “una comprensión objetiva y honesta de nuestras fortalezas y debilidades, dándonos cuenta de que estamos lejos de ser prefectos y de que tenemos mucho más que aprender, mejorar y lograr. Todos somos perfectamente imperfectos”. Es una filosofía que nos reconcilia con los miedos, con la incertidumbre, con el fracaso , con el hecho de que no siempre hay respuestas para todo y que hay eventos que no siempre suceden acorde a nuestro plan. Una filosofía muy relevante en nuestros días. Los psicólogos ven a los perfeccionistas como vulnerables a la angustia, a menudo perseguidos por un sentimiento crónico de fracaso. El fracaso es algo catastrófico para ellos. Con una visión Wabi-SAbi el fracaso se vuelve menos desalentador y es utilizado para crecer.  El Wabi-Sabi nos permite ser nosotros mismos, dejando a un lado nuestra necesidad de ser perfectos en todo momento.






En términos de belleza estética, el wabi-sabi refleja cómo pasa el tiempo en los objetos naturales como artificiales. Donde todo tiene un proceso de nacimiento, desarrollo y deceso. En donde todo cambia y nada es permanente. Ese constante cambio, la imperfección y envejecimiento de las cosas naturales es lo que da la belleza.

En términos de diseño, el WABI-SABI se ha intentado últimamente transmitir en el diseño de interiores . Sin embargo, la parte estética del concepto puede quedar superficial o sin contenido sino se le da la importancia a su origen e intención filosófica. En el diseño de interiores han ocupado materiales naturales como maderas sin un proceso final de barnizado o sellado. Muros sin aplanado o con aplanados rústicos, pisos de concreto pulido y mobiliario antiguo que denote el uso que se le ha dado. Esto con el fin de enaltecer la naturalidad de los objetos y el paso del tiempo en los materiales. No obstante, existen ejemplos que han llevado al concepto al extremo total, creando escenografías antiguas en espacios renovados, lo cual puede ser contradictorio a la misma filosofía del Wabi-sabi.

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En este pequeño escrito de reflexión , busco encontrar una conexión filosófica con la estética o propuesta física en nuestros diseños, sin caer en la exageración y desgaste del término WABI-SABI.

Un acercamiento a esta búsqueda puede ser una abierta comunicación con el cliente y usuario. Transmitir esta  filosofía de vida, que no solo se centra en lo estético sino que es aplicable a la vida misma. Junto con el cliente y usuario se pueden decidir colocar ciertos objetos, acabados o materiales que tengan una conexión o significado para el cliente y que lo inviten a reflexionar acerca de su presente y lo efímero e imperfecta que es la existencia del ser humano. Al observar o contemplar dicho objeto, muro o inclusive vista a la naturaleza es incentivar un momento de celebración de la vida. Recordar lo que tenemos ,valorarlo y que las cosas son imperfectas . Como lo hacía Barragan, con una vista al cielo o al jardín que se convierte en una acciones contemplativa frente al caos de la cotidianeidad. O como la obra de Yoko Ono de 1961 “Pinturas para ver los cielos”. Que son telas con orificios circulares que enmarcan la vista al exterior, la cual nunca será igual con el paso del día.

Casa Estudio Luis Barragan.

Casa Estudio Luis Barragan.

Yoko Ono, 1961.

Yoko Ono, 1961.

Tampoco hay necesidad de diseñar un objeto o un espacio. El mismo usuario puede darle ese sentido de WABI-SABI a su interior, dotando de importancia a algún objeto olvidado y trascendente, colocándolo a la vista para reflexionar acerca del paso del tiempo. Convertir ese objeto en un mensaje activo y de conexión, que recordará el significado Wabi-Sabi. No hay necesidad de una decoración o renovación total para integrarse al concepto. Uno puede voltear la mirada a ese objeto y “aceptar el momento que se está viviendo, sin importar cuán imperfecto sea, porque este momento es la vida y cuando se rechaza este momento, rechazas tu vida”. (Nakamura).



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Una práctica de diseño que nos ayuda a ejemplificar claramente y de forma contundente la filosofía WABI-SABI es el KINTSUGI, que es el arte de reparar cerámica rota con oro. Es la belleza de las cicatrices, como muchos lo mencionan. Una concepción opuesta al concepto occidental acerca de las fracturas o heridas, en donde son consideradas como  imperfecciones y defectos. Sin embargo el Kintsugi enaltece las heridas y es una práctica que consiste en reparar objetos rotos rellenando sus grietas con barniz de resina mezclado con polvo de oro, plata o platino. En lugar de ocultar los defectos, estos se acentúan y se celebran, ya que son la prueba de la imperfección y la fragilidad de las cosas, pero también de la resistencia, la capacidad para sobrevivir, recuperarse y hacerse más fuerte”.

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La herida es el lugar por donde la luz entra en ti
— Rumi


En resumen, mi reflexión es proporcionar de significado a objetos y espacios para convertirlos en portadores de mensajes activos para motivarnos a meditar, contemplar y ayudar en lo posible a calmar ansiedades y angustias. El Wabi-Sabi es un gran aliado ante esta situación. Dejar aun lado la perfección inalcanzable y meditar acerca de nuestra fragilidad, mediante objetos o espacios escogidos o diseñados para tal fin.

Como diseñadores y arquitectos tenemos que comprometernos a proponer más contenido emocional en nuestros diseños , objetos y espacios. Facilitar el combustible que pueda encender reflexión en los usuarios y pueda mitigar preocupaciones y ansiedades, sobre todo en épocas difíciles y complicadas, que cada día son más recurrentes. El diseño con contenido es elemental dentro de nuestro despacho y con filosofías de vida como Wabi-Sabi, podemos nutrir nuestros procesos de diseño para ofrecer cada día mejores opciones para mejorar la calidad de vida de nuestros clientes y usuarios.

 

Bibliografía

Nakamura,H. 2019. Mentalidad Wabi-Sabi: Inspiración para una vida plena en un mundo imperfecto. Hiroshi Narakuma, Okinawa.