Devolver la Vegetación a nuestros Santuarios. La importancia de la Vegetación en interiores. / by Alejandro Heredia

Reflexionando en esta época de crisis, podemos llegar a la conclusión que nuestra casa es nuestro máximo santuario. Es el albergue supremo que nos protege de las amenazas del exterior. En este tiempo nos resguarda de un peligro microbiológico, pero siempre ha sido nuestro refugio primordial. La casa es nuestro templo.

Partiendo de la premisa de que la casa es nuestro Santuario, debemos de conectar con nuestro espacio de forma más profunda, natural y personal. Debemos convertir nuestra  casa en un espacio libre de estrés y filtrar los contaminantes exteriores, incluyendo los físicos y los emocionales. Para acercarnos a esta concepción de santuario existe una gran aliada; La Vegetación.

 Podemos hablar de las cualidades decorativas de las plantas en el interior, pero es mas interesante lo que se puede obtener de ellas en el aspecto de salud física y salud mental-emocional.


De acuerdo a la Mtra. Arq. Gabriela Sánchez Serrano de la Universidad Iberoamericana,  la vegetación interior nos puede ayudar a reducir nuestros niveles de estrés y ansiedad. “La Vegetación es el factor anti estrés más natural que tenemos. Sus olores y sonidos, su belleza, vida vibrante y sus texturas, nos ayudan a relajar la mente; sus ritmos y ciclos guían nuestras rutinas. La mejor manera de recuperar nuestra conexión con el mundo natural del que venimos, es acercarse a la tierra y llevarla al interior”.

Un punto a destacar es que las plantas son seres vivos que realizan conexiones especiales con nosotros. “Al tener nuestros cerebros la misma configuración que una tejido vegetal, nos conectamos inmediatamente con la naturaleza y por eso sentimos paz al siquiera ver las plantas” asevera la Mtra. Serrano. 

Esta conexión se incrementa debido al cuidado y protección que se les da a las plantas. La acción de regarlas, mantenerlas , abonarlas y verlas florecer es una terapia relajante y antidepresiva. La acción de ayudar reflejada en cuidar una planta nos da motivación y un sentido de relevancia.  El cuidado de la vegetación nos exige paciencia y tiempo que nos brindará aprecio y valoración por el paso del tiempo. Un gran beneficio emocional que obtendremos de la madre naturaleza.

Además de la belleza y relajación que nos puede ofrecer la vegetación, con ella podemos lograr ambientes más saludables y confortables al interior. La vegetación ayuda a regular la temperatura del ambiente y eleva la humedad propiciando una reducción en niveles de sequedad y cantidad de partículas de polvo. Esto es gran dato para purificar de forma natural nuestros espacios. No solo pensar en agentes químicos desinfectantes como soluciones efectivas.  

Llevando esto a la práctica, no es necesario tener un gran patio o jardín. Se puede utilizar macetas en interiores, en terrazas o balcones o un pequeño huerto en azotea. Existen grandes opciones para regresar la naturaleza al interior pero antes de comprar o adquirir plantas puede considerar los siguientes puntos.

 1.          ¿Con que cuento? ¿qué plantas ya tengo?

2.          ¿Qué presupuesto le puedo otorgar a la vegetación interior?

3.          ¿Qué necesito? Privacidad, aromas, contemplación, cultivo, terapia, tratamiento de salud, etc...

4.          Importante. ¿Tengo el tiempo y dedicación para el cuidado de la vegetación?

 Una vez definido estas ideas generales, se debe de investigar el tipo de vegetación que atienda a las necesidades antes especificadas. Es importante acercarse con un jardinero o experto en plantas para obtener mejores resultados. Este proceso involucra mucha prueba y error.

08.jpg

Finalmente les comparto un texto que nos otorgó la Mtra Serrano en un curso de Remodelación en la Casa del arquitecto:

En el jardín, la cualidad más importante es el aprecio por el paso del tiempo, la paciencia, ya que su estado permanente es el de la espera. Quien quiere dedicarse a la jardinería necesita tiempo, pues debe aprender a observar las flores, a reconocerlas, a identificar las mariposas, las aves, las setas, los líquenes, los escarabajos, los saltamontes. Tan sólo el amor y la pasión pueden hacer que alguien que trabaja quiera encontrar tiempo que "perder" y que encima no obedece a ninguna lógica mercantil actual. Por eso es mejor ser honestos y decir no, a comprar para olvidar o acabar tendiendo el arte de la jardinería por una monserga más que cuidar.

Convertirse en jardinero significa probar, equivocarse, obstinarse, tener grandes decepciones y pequeñas satisfacciones que nos obligan a equivocarnos de nuevo. Pero ante todo significa abrir los oídos, oler, identificar el ritmo y la voz serena de un lugar para entregarse y plegarse a sus deseos. Hacer un jardín es entregarse a él al punto de olvidarse a sí mismo. Es obedecer: a la calidad del suelo, a su exposición al sol, a la cantidad y calidad de agua disponible, a drenajes y estancamientos, al clima y oscilaciones térmicas. Hacer un jardín es fundirse, es unirse con algo efímero y permanente.